miércoles, 8 de octubre de 2014

Jugando a: 7º mar

Este Domingo ha tocado jugar una partida de 7º mar. En principio no es mi juego de rol favorito, pero siempre se puede parar un rato divertido entre peleas de esgrima, pistoletazos y un toque de magia. Como nos pasa habitualmente lo que iba a ser una sola sesión se terminará haciendo en dos partes.


La he planteado como algo sencillo, basándome en el clásico de piratas con toques de restos arqueológicos de civilizaciones antiguas.

Tras la creación de personajes, bastante ágil por cierto, entramos en faena. Disponíamos de dos castellanos, uno de ellos noble y miembro de los rosacruces, un avalones hechicero, un eiseno mercenario y una vodacha espía/ladrona.

Todos formaban parte de la expedición dirigida por Archibald Benson, un arqueólogo avalonés. Había fletado una corbeta, la "Briosa", y se dispone a embarcarse en busca de una isla perdida.

En la primera escena Archibald les dice a los jugadores que les falta tripulación para el barco y que si podrían encargarse ellos de encontrar una docena de marineros, no le importaba como y donde los consiguieran.

Aquí tuvimos bastantes buenos momentos. Por supuesto se separaron, unos montando una mesa de reclutamiento en una taberna, otros buscando por los lupanares y la ladrona vaciando bolsillos a placer. A destacar, la cuasi paliza que se iba a llevar al castellano por tirarles piedras a los marineros que rechazaban su oferta rescatado in extremis por el eiseno. Y el pistoletazo que estuvo a punto de llevarse la ladrona por intentar robar una bolsa demasiado grande (tentada por mí con un dado dramático si lo intentaba, todo hay que decirlo, :)...)
 


Al fin parte la expedición rumbo a lo desconocido. Tienen una travesía relativamente tranquila, solo alterada por el meñique del avalonés. Tenía el poder de que le picara cuando había magia cerca, y de hecho le picaba de vez en cuando, unos segundos, paraba, otro momento de picor y no volvía a repetirse hasta pasados unos días.

La última escena fué cuando se quedaron en calma chicha y rodeados de una espesa niebla. El noble castellano creyó ver en la niebla unas luces que le parecían los de otro barco, se formó el consecuente zafarrancho de combate y tras un par de picores más del meñique todo volvió a la calma. Al día siguiente se despejó la niebla y volvió el viento. Unos días después divisaban la isla.

Dejamos la sesión con los personajes, el arqueólogo y unos 20 hombres desembarcando. Entre el denso follaje se adivinaban unas esculturas antropomórficas semienterradas y Archibald les urgía para encontrar un templo donde él esperaba encontrar algún tipo de fuente de conocimiento.

La próxima partida será de zombis (que no dirigiré yo :) ) y voy a ir preparándome una de x-corps que le tengo ganas.

Saludos.  

1 comentario:

  1. La partida estuvo bien, aunque tuve que dejarla a medias por asuntos personales, la de zombis no la voy a jugar para no quitar el sitio a los que deseen jugar una partida con esa ambientación y se diviertan mejor que yo.

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